Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 2000


(C) Alvaro Cruz García



Comentario

Lugar por el que han pasado las principales culturas mediterráneas, como griegos, fenicios y cartagineses, lo fue también de asentamiento para los iberos. La riqueza minera de la zona atrajo a los romanos, quienes fundaron ciudades como Cástulo (Linares) o Iliturgi (Andújar). Jaén, entonces era llamada Auringis, nombre que alude a la existencia de yacimientos de oro.
Con la invasión musulmana, pasó a denominarse Geen o Xauen, que quiere decir "lugar de paso para las caravanas". Esta población acrecentó su importancia durante la dominación musulmana, llegando a ser capital del pequeño reino de Dschaiján, dependiente del Emirato de Córdoba. A partir del siglo XI pasa a pertenecer al reino taifa de Sevilla, conociendo posteriormente las invasiones almorávide y almohade.

Muy cerca de Jaén, en el año 1212 tiene lugar la batalla de las Navas de Tolosa, en la que el ejército cristiano de Alfonso VIII derrota a las tropas musulmanas. No obstante, esta derrota no tendrá consecuencias para Jaén, que sigue bajo el dominio de los árabes.

En el año 1246, sin embargo, el rey Alhamar se verá obligado a entregarla al rey castellano Fernando III, convirtiéndose desde entonces en un baluarte de las tropas castellanas en su presión sobre el reino de Granada, del que hasta entonces había sido dependiente. También por estas fechas se traslada la sede obispal desde Baeza.

Como a tantas ciudades españolas, el descubrimiento del llamado Nuevo Mundo supone para Jaén la llegada de una cierta prosperidad. Las riquezas de la conquista se convierten en palacios y casas señoriales, de estilo gótico tardío o renacentista.

Sin embargo, lejana ya la Reconquista, Jaén pierde importancia como enclave estratégico. En consecuencia, entrará en una lenta decadencia de la que apenas comenzará a salir en 1833, cuando sea nombrada capital de la provincia del mismo nombre.

El paso de tantas poblaciones ha dejado, como no podía ser menos, un buen reguero de monumentos. De época árabe son unos imponentes baños de los siglos X y XII, así como el Castillo de Santa Catalina, aunque éste muy modificado por los cristianos. A partir de la entrada de los cristianos se produce la construcción de un buen número de edificaciones religiosas. Entre ellas, cabe destacar las iglesias de San Bartolomé, San Ildefonso, la Magdalena o San Juan. También deben mencionarse los conventos de Santa Clara, Santo Domingo, Santa Ursula o el de Nuestra Señora de la Merced, así como el Monasterio de Santa Teresa. Otras construcciones religiosas notables son la Capilla de Santa Catalina, ubicada en una de las torres del castillo, o la de San Andrés, del siglo XV.

Por encima de todas estas edificaciones es preciso mencionar su Catedral, de los siglos XVI y XVII, uno de los mejores exponentes del renacimiento en España.

Por último, entre las construcciones civiles hay que destacar sus murallas -casi desaparecidas pero de las quedan restos interesantes, como la torre anexa al Palacio de Torralba- o el Palacio del Condestable Iranzo.